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Entrevista Incidente: “Me he enfrentado al mundo adulto no con silencio o rechazo, sino a través de la lucha y el discurso.”

Mi nombre es Agustín Vergara. Tengo 21 años. Nací en Santiago de Chile, y a los 17 años migré a Argentina para vivir y estudiar en La Plata.

Mi vida fue siempre muy inspirada en la curiosidad sobre cómo todas las cosas ocurrían, cómo se sentían, lo cual me hizo lo que he definido como un “niño dinosaurio”. Estudio medicina, una de mis pasiones. Soy un amante de la literatura, de la música, de la cocina, y un apasionado sobre la participación juvenil en todos sus aspectos.

Soy hijo, hermano, amigo y compañero, migrante, estudiante, trabajador, voluntario, y activista por la participación juvenil.

Me defino como una persona muy soñadora e intento transmitir esos sueños siempre que es posible.

“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Entonces, ¿para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar" -Eduardo Galeano



  1. ¿Qué crees que más te ha gustado o ha sido memorable de tu partición en Incidentes? 


Incidentes ha sido, según mi experiencia al menos, el primer espacio de jóvenes para jóvenes que me ha acogido, gracias a América Solidaria, y que continúa acogiendo a jóvenes. Siento que tiene ese sello juvenil, muy arraigado en la esencia de Incidentes, lo cual es algo muy positivo e importante. De hecho, considero que una de las cosas más importantes en un proyecto juvenil es que mantenga esa esencia juvenil. Percibo que Incidentes en sí mismo es una lucha contra el adultocentrismo. Lo que más destaco de esa esencia juvenil es el activismo que yo promuevo, trabajo para fomentar la participación y para que las voces juveniles se escuchen con más fuerza, ya que siempre estamos lidiando con esa vorágine adultocrática que hace que nuestras voces se estén perdiendo. Me siento muy identificado con Incidentes por esa misma razón.


      2. ¿Cómo ves el futuro no solo de Incidentes, sino también del activismo juvenil?


Primero, con respecto a Incidentes y luego, respecto a la participación juvenil. El futuro de Incidentes lo veo fuerte porque tenemos una base súper sólida y seguimos fortaleciendo. Sin embargo, creo que el futuro de Incidentes es prometedor y brillante, pero también está lleno de desafíos. No creo que el futuro sea una meta, sino el proceso. Uno de los desafíos más grandes para la participación de instituciones juveniles son las ocupaciones de los jóvenes. Por ejemplo, cuando un joven tiene que ir a la escuela y participar en actividades extracurriculares, al llegar en la noche quieren descansar, y siempre es complicado acomodar las responsabilidades. Esto pesa para todo el equipo, afecta a las reuniones y a la organización. Este es uno de los desafíos más grandes de Incidentes, pero dentro de este camino con obstáculos, se está logrando cosas, se está tomando espacios que merece, ganando la visibilidad. Porque no es que Incidentes va a lograr cosas, es que lo está logrando. Por eso, creo que el presente, futuro y pasado de Inocente son brillantes, y tenemos que seguir trabajando en pos de eso para que se mantenga y ojalá sea exponencial.


Por otra parte, respecto a la participación juvenil y el activismo, son tiempos difíciles para participar. Como te decía, somos parte de un sistema en el que estamos involucrados en muchas actividades, y siempre es más cómodo no participar, ni influir, quedarse viendo reels o TikToks en lugar de planificar estrategias, proyectos y trabajar en el campo. Sin embargo, creo que, a pesar de eso, hay mucha motivación. Trabajo constantemente con jóvenes motivados. La juventud me inspira porque es muy poderosa y diversa; representa todo lo hermoso que tiene el mundo. Trabajar en este ámbito no es solo mi labor; no soy el único involucrado en ello ni el único que cree que los jóvenes tienen mucho que ofrecer al mundo. Veo la incidencia y participación activa como un desafío para cualquiera que quiera involucrarse, pero a la vez, de este desafío surgen grandes logros, oportunidades y conquistas. Siento que por eso hay un futuro brillante, pero también uno lleno de obstáculos.


3. ¿Cuál debería ser la respuesta del mundo adulto para que cambie el acceso a espacios de participación y decisión?


Tengo una opinión algo contestataria respecto al mundo adulto, principalmente por mis experiencias pasadas. Me he enfrentado al mundo adulto no con silencio o rechazo, sino a través de la lucha y el discurso. Mi opinión al principio era muy fuerte y ahora ha ido cambiando. Digo que el mundo adulto, de una vez por todas, debería callarse y escuchar un rato. No es que nadie esté pidiendo que solo los jóvenes hablen, pero sí que se hagan a un lado por un momento. Pero callense un rato, Han hablado durante toda la historia de la humanidad, y deben cuestionarse el privilegio del mundo adulto, sacando reflexiones de ese cuestionamiento. Los jóvenes siempre han tenido mucho que decir. Porque todos fuimos jóvenes, nadie nació siendo adulto. Y es muy cómodo no cuestionarse, y no hacer nada dentro del privilegio. Es fácil hablar todo lo que quieres sin tener que callar y dejar que otros grupos, colectivos, otras formas de pensar y de ver el mundo, tengan espacio para compartir. Los colectivos tienen cosas que compartir para diversificar la opinión, haciéndola más amplia, más representativa, más unida, más justa.Pero es cómodo para el mundo adulto no callar, porque existen estos paradigmas autocráticos. Por eso, mi mensaje para el mundo adulto es pedirles que, junto con los jóvenes, trabajen para cambiar los paradigmas autocráticos por formas más diversas de ver las cosas. Mi mensaje es cuestionar la adultocracia, la soberbia y la petulancia con la que muchos jóvenes que trabajan en espacios de voluntariado y participación tienen que enfrentarse una y otra vez: “No saben lo que hacen”, “No lo hagan de esa forma”, “Cuando sean mayores van a entender”, “Les falta mucho por aprender”. El mensaje es que un adulto se detenga y se cuestione esto, como nosotros los jóvenes lo hacemos. Es una responsabilidad que tiene el mundo adulto y de la cual no se está haciendo cargo.


4. ¿Cuál es tu consejo para que las organizaciones y/o activistas podamos seguir desafiando sin tener que encajar para entrar en ciertos espacios?


Primero, mi consejo para una organización juvenil es que cultive la resiliencia. Siento que es un valor que, lamentablemente, tenemos que aprender. Estoy seguro de que toda organización social se enfrenta a obstáculos y debe ser constantemente resiliente. No debemos permitir que ningún obstáculo nos detenga. Ninguno. Porque siempre hay obstáculos. Siempre estamos luchando por conseguir un lugar, por obtener una hora de atención, por un cupo en determinada actividad. Estamos en una lucha constante. Por lo tanto, en relación con lo que me preguntaste sobre los espacios, la resiliencia es muy importante. Nadie nos ha regalado nada, y nadie nunca nos regalará nada. Es un camino difícil, y oponerse rígidamente a las ideas de este paradigma adultocéntrico no nos lleva a ninguna parte, siendo realistas. Decir constantemente “NO” a la adultocracia no soluciona nada, no abre espacios. Creo que la resiliencia es lo que nos permite acceder a esos espacios. Es importante ser insistente, mantener esa actitud juvenil de preguntar "¿Cuánto falta para llegar? ¿Cuánto tiempo?" Eso es lo que hay que hacer, porque si nos dejamos doblegar, damos más espacio al mundo adulto hegemónico para mantener ese espacio de poder, voz, opinión y voto. Para evitar eso, no debemos dejarnos doblegar, no aceptar un 'no' como respuesta y buscar otras formas de hacer las cosas. Ese es el consejo que doy a una organización. Entender que la participación y este tipo de lucha, el activismo, el voluntariado, la carrera de influencers por un mundo mejor, está lleno de obstáculos y repleto de negativas. "No hay espacio", "no hay tiempo", "no podemos llegar hasta allá", "no hay tiempo". No hay que aceptar esos 'no',debemos buscar otro enfoque, porque sé que a partir de ahí, al no aceptar un 'no' a ese espacio que como joven me merezco, ayudamos a derribar los obstáculos. Y como te estaba diciendo, la participación, la incidencia, los voluntariados, se tratan de un futuro brillante pero lleno de obstáculos. La resiliencia es una herramienta para derribar esos obstáculos y llegar a la parte donde todo es bonito. Así que veamos cómo llegamos, de qué manera podemos lograr las cosas que a veces no resultan.


5. ¿En qué crees que la educación está fallando?, ¿Por qué tenemos un sistema educativo que no nos enseña a ser líderes?


En cuanto a lo que falla en la educación... bueno, voy a darle una vuelta larga. La educación, de hecho, funciona perfectamente bien. ¿Y por qué digo esto? Porque cumple exactamente con lo que se propone. ¿Qué se propone ? Crear personas sin pensamiento crítico, personas que no cuestionan por qué hacen las cosas. Personas que son super funcionales, super productivas, muy buenas para ejecutar tareas pero no para cuestionarlas. Entonces, la educación lo está haciendo perfecto. ¿Quién diseñó la educación? ¿Fueron los jóvenes? No, la diseñaron los adultos. ¿Y por qué un adulto querría crear un modelo educativo que fomente el pensamiento crítico en contra del sistema?


Entonces, ¿qué tenemos que hacer nosotros y en qué siento que debemos cambiar? Debemos transformar la forma en que entendemos la educación, para comprender que realmente no está funcionando bien. Debemos preguntarnos qué está haciendo mal la educación y por qué no nos estamos educando como queremos. Como mencioné antes, nadie nos va a regalar esos espacios. Afortunadamente, hay muchas personas que quieren cambiar estas cosas. Siempre hay gente aportando su granito de arena. Entonces, ¿qué debemos fortalecer? El pensamiento crítico y lógico. Y lamentablemente, un colegio no siempre es un espacio seguro para desarrollar el pensamiento crítico. Hablo desde mi experiencia. Mi colegio, donde estudié hasta segundo medio, no fomentaba el pensamiento crítico. Era todo lo contrario. Por lo tanto, no fue el lugar donde aprendí que las cosas pueden funcionar de manera diferente, que deben ir más allá. Para eso, uno tiene que buscar espacios alternativos y disfrutar de las cosas hermosas que no están impuestas. Nos imponen el consumo, pero qué bonito es disfrutar de la vida. Nos imponen la educación, pero qué hermoso es simplemente leer un libro que te gusta, hacer las cosas que te gustan. Qué bonito es salir a caminar, aunque parezca que nunca hay tiempo.


Así que debemos sumergirnos en esos espacios, rodearnos de gente que también quiera cambiar las cosas. Ahí, cuando estamos haciendo todas esas cosas, nos damos cuenta de que la educación no está funcionando como debería en su rol de fomentar el pensamiento crítico. Pero no, tenemos otro sistema educativo, un sistema rígido, casi militarizado, que lo está haciendo muy bien en su objetivo de crear 'milicias'. Así que siento que eso es lo que debemos hacer, respondiendo de manera simple: debemos rodearnos de espacios y de personas que quieran cambiar el mundo. Porque, como te decía, nadie nos lo va a regalar, y en el colegio tampoco nos lo van a regalar. Porque el colegio no es un espacio donde sea más fácil hacerlo.


6. ¿Qué está haciendo la educación bien?


En lo que se están juntando a muchos jóvenes en un mismo espacio. Y los jóvenes, como que el alma de joven es distinta a lo que te imponen. Por eso, a uno como joven le cuesta tanto adaptarse a estas nuevas cosas que me están imponiendo; si me lo imponen, quiero estar haciendo otra cosa. ¿Por qué? Porque soy un rebelde sin causa, un adolescente, y el sistema educativo nos junta a todos en un mismo espacio. ¿Y qué mejor lugar para organizarse, qué mejor lugar para aprender de otras personas, para formar vínculos y redes de apoyo que con más jóvenes al lado? Siento que eso es algo que se tiene que potenciar mucho, pero que existe y eso yo siempre lo he encontrado maravilloso. Siento que, por mis experiencias personales, mi opinión por ahí respecto a la educación, al menos como se dio en Chile, no sé si podría hablar de otros países, pero como se dio en Chile y en mi contexto, fue súper compleja. Entonces, mi opinión al respecto inevitablemente es súper negativa. Y las únicas cosas que le atribuyó de buenas, por ejemplo, con todo lo que tiene que ver con mi labor, dentro de las cosas que he hecho de voluntariados, a través de proyectos, a través de programas, etc., ha sido que junté con gente que me hizo aprender mucho, que yo enseñé mucho y con quienes me cuestioné mucho también el cómo funcionaban las cosas.


7. Si tuvieras que caracterizar la comunidad de incidentes en una palabra, ¿Cómo lo harías?


Yo creo que el hecho de que sea juvenil es importante. Quiero que se entienda la importancia de que un espacio sea juvenil, un espacio tan relevante como Incidentes, que sea una comunidad juvenil. Somos jóvenes trabajando por jóvenes, para jóvenes, entre jóvenes. Logramos cosas que solos no podíamos, a pesar de quererlo. Por eso, como te decía al principio, Incidentes es una de las pocas organizaciones juveniles que son de verdad juveniles que conozco. En las que me he relacionado de manera más profunda, siempre hay un adulto dando vueltas por ahí, diciendo qué hacer, cuándo hacerlo, cómo hacerlo. Pero Incidentes es una de las grandes excepciones, por no decir la gran excepción. Siento que es un orgullo poder decir que Incidentes es una organización juvenil, de verdad juvenil. Así me gustaría describir la comunidad, y así me gustaría describir a la comunidad: como una comunidad juvenil. Lo más relevante que podría decir es que es juvenil porque me encanta que sea así.


8. Si alguien nuevo se desea unir a este mundo de la participación juvenil, ¿Qué es importante que sepan que no van a encontrar en internet respecto a la participación juvenil?


Es lo que siempre digo, la participación y trabajar en una organización juvenil o en proyectos, debido un poco a las redes sociales, puede parecer ser un camino magnífico, lleno de fama, de fotos y de 'likes'. Y estar en lugares hermosos, y estar dando discursos con gente muy importante, pero no es así. Esas son dos horas en un trabajo de seis meses e insisto, lo más importante, porque nadie me lo dijo cuando empecé a trabajar en esto, es que, como te decía, es un camino repleto de 'no'. Todo el tiempo 'no'. No te puedo ayudar, no hay lugar, no hay espacio, y eso es un enorme desafío: trabajar la resiliencia, la tolerancia a la frustración, empezar a trabajar en equipo de verdad, no como en un trabajo de colegio que, si juntamos todas las partes y queda horrible, no hay problema. Aquí no puede quedar todo horrible, nada puede quedar horrible porque tiene que quedar bien y, al principio, cuesta que resulte porque trabajar en comunidad, algo más grande que trabajar en equipo, implica más cosas. Es un desafío más grande, que insisto que no todo el mundo se enfrenta antes de empezar a participar activamente en organizaciones y/o comunidades. Yo creo que me gustaría decirle a la gente, antes de entrar a trabajar a una organización, que no me gustaría que pasaran por las frustraciones que pasé yo, por no saber que habría muchos 'no', y ver en redes sociales a otros activistas que están siendo modelos ONU y a mí no me ha salido decir mi discurso. No pasa nada, todo está bien, todas las cosas están llenas de desafíos. Es meterse en un mundo lleno de obstáculos, de jugar en un terreno que no es el tuyo, porque de eso se trata, de querer cambiar esas cosas, y jugar con las reglas del juego que tiene el rival. Así que eso le diría a una persona nueva en esto: todo está bien, si te dicen que no, si no te sale el proyecto, habrá otras oportunidades; si no te sale el discurso, si no se logra, no te preocupes, tranquilo, aquí no estás forjando todo. La frustración pasa, pero hay que saber levantarse, hay que saber equivocarse, quejarse, pero hay que saber levantarse también.


9. ¿Cómo luce el autocuidado en este mundo del activismo lleno de desafíos?


El autocuidado en este mundo luce muy desafiante, porque como activista o como una persona que participa, que tiene proyectos y participa en ellos, estamos bajo mucha presión, trabajo y estrés. Como te decía antes, tenemos que estar respondiendo al colegio, a la universidad, a la casa, al transporte, cuidar a tu hermano o tu hermana, ir a dejar unas cosas, y así. Son muchas cosas todo el tiempo, y participar es otra cosa más. Esto es por un lado, antes de llegar a la parte de ya estar participando y encontrarse mil veces cara a cara con la frustración. Y con respecto a esto del estrés, decir que no pasa nada si dices que no puedes ir a una reunión porque estás ocupado, nadie te va a echar; si no puedes dar tu 100% en una actividad, no pasa nada; si te equivocaste porque estás con mil cosas, no pasa nada; si hay una nueva actividad dentro del proyecto y realmente no quieres participar, no pasa nada. Siento que ese es un autocuidado ante la exigencia que hay mucho, porque a veces cuando uno empieza en la participación y el activismo, quiere hacer de todo, pero hay momentos en los que hay que decir basta porque tu cuerpo te lo pide.


Por otra parte, lo que te decía es un camino lleno de frustración; de las mil cosas que haces, 900 te salen mal, pero las cien que fueron preparación, mucho trabajo, aprendizaje, las cosas salieron bien. Pero hay que abrazar las mil, las novecientas, esas cosas que te salieron mal, que bueno que te salieron mal, me alegro mucho. Esa es una visión que tengo ahora después de haberme equivocado con metodologías, discursos, proyectos. Uno se equivoca, todo el mundo se equivoca, nadie puede exigirnos hacerlo todo bien, en un mundo como te decía antes, lleno de expectativas y presión. Y finalmente, el soportar la frustración a través de la resiliencia, los obstáculos que uno comete, y también cuando hiciste todo bien pero no te salió igual, que también pasa. Y ahí uno tiene que caer, pegarse contra la pared, llorar muchísimo, patalear, frustrarse, que te salga humo de las orejas, pero saber levantarse, eso es lo decisivo, eso es lo que diferencia a una persona resiliente de otra que por ahí no quiere pararse pero lo intenta, se limpia el polvo y ve cómo sigue. Y el autocuidado hace bien, la resiliencia hace bien, no es hacer las cosas porque quieres que te salga bien, es estar bien. Es cuidar tu mente, cuidar tu corazón cuando las cosas te salen mal, aun cuando lo hiciste todo bien. Yo creo que esas son las cosas más importantes respecto al autocuidado en este mundo de participación, activismo, voluntariado, porque lo he visto. A mí también me pasó, de seguro a personas que vengan les va a seguir pasando, pero ojalá que no. Pero espero que les llegue un consejo como el que estoy dando o uno parecido, para evitar que se sientan mal por cosas que salen mal porque eso pasa. Me gustaría que no todo el mundo tenga que pasar por eso. Que puedan abrazar las experiencias negativas y positivas porque ambas pueden servir.


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